
1. Haciéndote cargo de ti mismo
Hacerte cargo de ti mismo/a, implica elegir cómo te sentirás en cada situación que acontezca en tu vida. Supone comprender, y sobre todo asumir, que tus emociones son tu responsabilidad, y no el mero resultado de lo que hacen o dicen otras personas, ni tampoco son una mera reacción a lo que ocurre a tu alrededor.
Por tanto, hacerte cargo de ti misma/o implica ser consciente de ti mismo, y cuestionarte tus propias reacciones, en lugar de justificarte juzgando y criticando todos los factores externos que acontecen a tu alrededor. Esto demanda integrar el hecho de que «el mundo» no es perfecto (al menos no desde tu visión del mismo), y decidir de forma rotunda, que eso no es un impedimento para tu felicidad, sino un catalizador para preguntarte:
-¿Realmente me interesa más que cualquier otra cosa en el mundo, ser feliz?
– ¿Cuánto tiempo más quiero aguantar estando deprimido/herido/ofendida, antes de decidirme a ser realmente feliz?
Cambiar implica tiempo, disciplina y energía. La mayoría de la gente pretende probar una nueva forma de pensar una sola vez, y confiar que así todo se solucionará al momento, cuando en realidad, ser feliz es en si mismo todo un proceso, que por cierto, no acaba nunca.